miércoles, 13 de junio de 2007
PRESENTACIÓN DEL ATLAS DE ANDALUCÍA
Esta misma mañana, en el Parque de las Ciencias de la capital granadina se ha presentado el Volumen I del Atlas de Andalucía .
En él, se muestran las últimas novedades del Instituto de Cartografía de Andalucía: ortofotografías de gran resolución, imágenes satélite, mapas callejeros, de parques naturales, de carreteras, cartografía histórica y otras publicaciones para la divulgación y promoción de la cartografía que son una nueva contribución al conocimiento y observación sobre al conocimiento y observación sobre el territorio y a su difusión no sólo entre los usuarios habituales (urbanistas, planificadores, agrónomos, ecólogos), sino entre los ciudadanos en general.
Para más información haced clik aquí
domingo, 10 de junio de 2007
LA FUNCIÓN DE LA VEGETACIÓN COMO FRENO A LA EROSIÓN Y A LAS PÉRDIDAS DE SUELOS
Fuente UE (Haz click para ampliarlo)
El suelo es un componente esencial del medio ambiente en el que se desarrolla la vida. Es frágil, de difícil y larga recuperación (tarda desde miles a cientos de miles de años en formarse), y de extensión limitada, por lo que se considera como recurso no renovable. Un uso inadecuado puede provocar su pérdida irreparable en tan sólo algunos años.
La erosión del suelo depende en gran medida de las lluvias caídas. Analizando
la capacidad erosiva del clima, ésta depende a grandes rasgos de la cantidad de lluvia caída y de la distribución mensual de esa precipitación. Como en Galicia se registran importantes lluvias en otoño, las mayores erosiones se concentran en los meses siguientes al fuego. También es determinante la pendiente del terreno y es palpable en los montes gallegos que esto tiene un papel capital. La pérdida de suelo por erosión hídrica es elevada tras un incendio, ya que se pueden perder entre 20 y 50 t/ha en los primeros años. Y con las partículas de suelo se pierden también numerosas semillas y esporas de plantas, y con ellas una gran reserva biológica, un reservorio de biodiversidad.
La vegetación es una de las mejores defensas para el control de la erosión. Las plantas funcionan de dos maneras. Primero, el sistema de la raiz que impregna la superficie inferior y las ayuda a sostenerse en el suelo, y lo segundo es la abilidad que tiene el follaje al interceptar y disipar la energía de la lluvia .
La vegetación forestal (matorral, arbolado, restos vegetales muertos) constituye el combustible, pero también es la cubierta protectora que defiende al suelo del impacto de la lluvia y retiene el suelo, frenando la erosión, de manera que el incendio destruye esa doble protección vegetal. La vegetación además produce el oxígeno que respiramos y su quema elimina temporalmente ese material fotosintetizador y oxigenador que todos los seres vivos necesitamos.
El incendio destruye principalmente porciones aéreas de la vegetación, pero
también partes subterráneas como raíces y semillas. Aunque la vegetación del monte arbolado o del matorral se regenera por sí sola, con más o menos dificultad, a través del proceso señalado antes como cicatrización, en esta reconstitución natural se producen cambios drásticos y la vegetación surgida ya no será idéntica a la que ardió: los cambios pueden ser poco aparentes, pero sumamente importantes.
En términos generales se pierde diversidad biológica y potencial biológico para
la reconstitución vegetal, y este proceso natural en un matorral incendiado tarda de 6 a 8 años en desarrollar cobertura y biomasa similares a la de la vegetación anterior a la perturbación, pero la recuperación depende sin duda del ecosistema afectado.
Por ejemplo, en Jaén, muchos árboles son más que un cultivo: cumplen funciones ambientales importantes al estar integrados dentro de un agrosistema. Su arranque provoca erosión y empobrecimiento de suelos. Hay que tratar de protegerlos por todos los medios.
La vegetacíon tiene un papel muy importante en caso de erosión.
La erosión del suelo depende en gran medida de las lluvias caídas. Analizando
la capacidad erosiva del clima, ésta depende a grandes rasgos de la cantidad de lluvia caída y de la distribución mensual de esa precipitación. Como en Galicia se registran importantes lluvias en otoño, las mayores erosiones se concentran en los meses siguientes al fuego. También es determinante la pendiente del terreno y es palpable en los montes gallegos que esto tiene un papel capital. La pérdida de suelo por erosión hídrica es elevada tras un incendio, ya que se pueden perder entre 20 y 50 t/ha en los primeros años. Y con las partículas de suelo se pierden también numerosas semillas y esporas de plantas, y con ellas una gran reserva biológica, un reservorio de biodiversidad.
La vegetación es una de las mejores defensas para el control de la erosión. Las plantas funcionan de dos maneras. Primero, el sistema de la raiz que impregna la superficie inferior y las ayuda a sostenerse en el suelo, y lo segundo es la abilidad que tiene el follaje al interceptar y disipar la energía de la lluvia .
La vegetación forestal (matorral, arbolado, restos vegetales muertos) constituye el combustible, pero también es la cubierta protectora que defiende al suelo del impacto de la lluvia y retiene el suelo, frenando la erosión, de manera que el incendio destruye esa doble protección vegetal. La vegetación además produce el oxígeno que respiramos y su quema elimina temporalmente ese material fotosintetizador y oxigenador que todos los seres vivos necesitamos.
El incendio destruye principalmente porciones aéreas de la vegetación, pero
también partes subterráneas como raíces y semillas. Aunque la vegetación del monte arbolado o del matorral se regenera por sí sola, con más o menos dificultad, a través del proceso señalado antes como cicatrización, en esta reconstitución natural se producen cambios drásticos y la vegetación surgida ya no será idéntica a la que ardió: los cambios pueden ser poco aparentes, pero sumamente importantes.
En términos generales se pierde diversidad biológica y potencial biológico para
la reconstitución vegetal, y este proceso natural en un matorral incendiado tarda de 6 a 8 años en desarrollar cobertura y biomasa similares a la de la vegetación anterior a la perturbación, pero la recuperación depende sin duda del ecosistema afectado.
Por ejemplo, en Jaén, muchos árboles son más que un cultivo: cumplen funciones ambientales importantes al estar integrados dentro de un agrosistema. Su arranque provoca erosión y empobrecimiento de suelos. Hay que tratar de protegerlos por todos los medios.
La vegetacíon tiene un papel muy importante en caso de erosión.
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